"Más vale tarde que nunca" dice el refrán y no podía ser más acertado que en este caso. Porque con un año exacto de retraso finalmente llegó a la Avenida Corrientes el gran musical de Andrew Lloyd Webber que ha recorrido el mundo entero, con mucho suceso, en los últimos 20 años. Por si no se dieron cuenta, estamos hablando de "El fantasma de la Opera", que se estrenó el pasado 19 de marzo en el Teatro Opera de la ciudad de Buenos Aires.
Con dos funciones de avant-premiere, toda la prensa y la comunidad artística se dió cita en el evento que podrá ser considerado por lejos el estreno teatral del año, o por qué no el hito musical de los últimos tiempos en materia de comedias musicales. Porque sin duda esta versión local de "El fantasma..." no tiene nada que envidiarle a la original de Londres ni a la de Broadway, ya que la puesta es la misma, su director es el mismísimo Harold Prince, por lo que está en sintonía y a igual nivel en todo sentido.
Así es que al sentarse a disfrutar de este musical, el espectador se transportará hasta el teatro de la Opera de París allá por 1861, que es dónde y cuándo transcurre la historia de esta suerte de triángulo amoroso entre la joven Christine, el Fantasma y el Vizconde Raoul, interpretados por la mexicana Claudia Cota y los argentinos Carlos Víttori y Nicolás Martinelli respectivamente.
Durante las dos horas y media que dura la pieza, con una exquisita orquesta en vivo dirigida por el reconocido y talentoso Gerardo Gardelín, el despliegue escenográfico es sencillamente imponente, con más de 20 cambios en cuestión de segundos y un sinfín de trucos como el espejo/pasadizo, la trampa del sillón, las velas, el efecto del hielo seco recreando el lago subterráneo de la Opera, el piano tocándose sólo, hasta la caída de la araña de 6.000 caireles casi sobre los espectadores de las primeras filas es impactante.
Por otro lado, no se puede dejar de destacar la riqueza del vestuario de las casi 30 personas en escena, que con su colorido y lujo generan un impacto visual muy atractivo, sobre todo en el comienzo del segundo acto cuando interpretan "Carnaval" sobre la escalinata del teatro de la Opera.
Claro que podría decirse, como ya se ha dicho por estos días, que se denota una cierta frialdad en la interpretación de los personajes para llegar a comprender la razón por la que se desata esa ira en el Fantasma desencadenando el trágico final. Pero debemos ser justos. Las voces son muy buenas y el espectáculo no se opaca por ese pequeño detalle en lo más mínimo. Puedo asegurar que el ojo y el oído del espectador común y corriente saldrá regocijado, a pesar de lo costosas que son las entradas (van desde los $70 hasta los $290), y deslumbrado luego de asisitir a un espectáculo teatral jamás antes visto en la Argentina.
sábado, 21 de marzo de 2009
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